Poemas de Ruy Espinheira Filho

 


 

Para celebrar los setenta años del poeta Ruy Espinheira Filho (Salvador de Bahía, Brasil, 1942), la reconocida editorial Bertrand Brasil publicó su poesía completa bajo el título de “Estación infinita y otras estaciones” (Río de Janeiro, 2012, pp. 587), donde se reúnen los doce libros publicados, más otro inédito, de este poeta y narrador nordestino. En la atractiva edición hay poemas escritos entre 1966 y 2012. Espinheira ha obtenido algunos de los más importantes premios poéticos de su país y es miembro de la Academia de Letras de Bahía. Tiene una licenciatura en Periodismo, una maestría en Ciencias Sociales y un doctorado en Letras.

 

ENERO

 

Enero descendía como las lluvias e inventaba escarabajos

y mariposas y pájaros y renacuajos y

caminábamos descalzos en el barro

y allá estaban las lavanderas con sus muslos

              morenos y fuertes como el agua

y que todas las noches me asombraban

cálidamente..

 

Enero soplaba un viento del primer instante de todo

y lo que respirábamos se llamaba mañana

                                                                        y fue

lo que yo te quise ofrecer porque eras tan hermosa.

 

Pero eso sucedió después. Después

como ahora.

 

                  Y es para siempre

para nunca más

                                 este exilio

 

 

NOCTURNO

 

No recuerdo nada,

pero salgo del sueño con un cansancio de haber

soñado mucho.

 

Ojos abiertos en lo oscuro,

veo

un lago olvidado hace treinta años;

una chica que no se marcha nunca,

nunca;

un brillo de botellas en cuya alma violenta

intenté (inútilmente) consumir

mi voluntad de morir.

 

Cierro los ojos. Quiero

apagarme en la noche,

                                     ser la noche

                                   u  ese gran silencio

allá afuera

donde espero que el mundo

no se encuentre más.

 

 

OTRO CUMPLEAÑOS

 

Sesenta y cinco navegaciones

completas

alrededor del Sol.

 

Todo vacío donde prometieron

radiantes legiones

de ángeles.

 

Ningún dios

a no ser el recuerdo de los que murieron

en el alma

uno a uno

bellos o hediondos

durante el viaje.

 

Sesenta y cinco veces

la vuelta al Sol

y ninguna revelación

ningún sentido

nada

 

Más allá del cultivo de una sombra

cada vez más larga

ni el oro agonizante

de la tarde.

 

 

ADORMECIDA

 

Observabas los párpados

cerrados

sobre los ojos como aguas oscuras

donde siempre te veías

en toda tu trémula

palidez.

 

Observabas los parpados.

 

Y los senos.

 

Especialmente

los senos,

sobre la blusa ligera,

hacia donde tus manos iban

bajando

lentamente.

 

Entonces

un ruido cualquiera hirió el lago

del silencio

que venía de la casa,

                          del patio,

                                      del horizonte,

de tu alma

y luego estabas perdido

como tantas veces después

tantas veces

y ahora.

 

 

DESPUÉS DE CIERTO TIEMPO

 

A Carlos Barbosa

 

Después de cierto tiempo, la única certeza

que nos queda es la de la implacable belleza

 

de las mujeres que amamos un día, locamente

y hasta, en casos más graves, eternamente…

 

Y de certezas casi no tenemos nada más,

A no ser la del esplendor de las historia de la hada

 

Donde hay el príncipe que somos y ella, la que amamos,

y tan felices para siempre, resplandecemos.

 

Después de cierto tiempo es solo lo que el corazón

nos palpita: esas mujeres que jamás se van

 

(pues viven en nosotros, mientras no nos hacemos

sombras, en las luces más suaves las soñamos)

 

y esa alma ideal, si bien tan secreta,

que fingimos no ser nuestra, pero sí de un poeta

 

que leemos en incierto día y admiramos

tanto que de él hasta en silencio hablamos.

 

Después de cierto tiempo, la única certeza

son esas cosas de la emoción y de la belleza

 

que pueden no ser mucho, o aun no ser nada,

pero son nuestro cuento de príncipe y hada

 

–y hacia más allá nos llevan de esta dura lidia

que contó para nosotros el otro lado de la vida.

 

 

Alfredo Pérez Alencart, quien ha traducido estos textos especialmente para Crear en Salamanca, considera que “la poesía de Ruy Espinheira está en perfecta disciplina con el calendario rapidísimo que se trenza sin previo aviso en la carne y el espíritu del hombre. Su yo no siempre indica que hable de él. Y esa tercera persona bien puede ser él. Lo destacable es que vendimia en su memoria instantes que luego nos acompañan siempre, tras leer esos versos mensurables y renuentes a aspavientos o fuegos artificiales: cuarenta años de escritura poética donde palpitan lo visto y lo entrevisto, el amor deseante y el tambor insomne del vacío. Esta poesía no necesita ninguna brújula porque sola se orienta hacia la comprensión de todos”.

 

2 comentarios
  • Ruy Espinheira Filho
    agosto 23, 2013

    Caro Alfredo:
    Obrigadíssimo pelas traduções, que são maravilhosas. Você não é somente o escritor de alta categoria que é, mas também muito generoso.
    Mais uma vez obrigado e um abraço grande,
    Ruy.

  • Ernesto Palacios (Bogotá)
    agosto 27, 2013

    Magnífico poeta me ha parecido Espinheira Filho en esta traducción de Alencart

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