Poemas de la japonesa Satoko Tamura. Invitada especial del XVI Encuentro de Poetas Iberoamericanos. Pinturas de Miguel Elías

 

 

Crear en Salamanca tiene el placer de publicar algunos textos de la destacada poeta y traductora Satoko Tamura, extraídos del volumen titulado Decíamos Ayer, antología del XVI Encuentro de Poetas Iberoamericanos realizada por Alfredo Pérez Alencart, poeta, profesor de la Usal y director del Encuentro. Así escribe Satoko, como anticipo:

 

 

Dentro del azul de los adobes están escondidas

las pequeñas muertes.

Por las noches invitan sacudiendo las muñecas

y cada vez llega una nueva sombra y canta a

solas sigilosamente…

 

 

 

 

 

Satoko Tamura (Wakayama, 1947). Poeta, traductora, ensayista y compiladora. Cursó Literatura Hispanoamericana en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y Teoría de Expresión Poética en la Universidad Complutense de Madrid. Obtuvo su doctorado con la Tesis Estudio sobre los Sonetos de la Muerte de Gabriela Mistral, en la Universidad Nacional Ochanomizu. Actualmente es catedrática de la Facultad de Letras de la Universidad de Teikyo, en Tokio. Ha publicado cuatro poemarios: Mapa ProfundoOtoño de Iberia, Salamandra y Raggi di luna falciati. También ha publicado los ensayos Al sur y Caminar por Cien años de soledad. Un cuarto siglo con Gabriel García Márquez. Su obra como poeta y traductora ha merecido varios premios: Premio de Poesía Contemporánea; Premio Cultural de Traducción y Premio de la Cultura; Premio del Centenario Azul Rubén Darío (Chile); Premio Pablo Neruda (Presidencia de Chile) y el Gran Premio Internacional de Poesía (Rumania). Ha traducido a Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Vicente Huidobro, Nicanor Parra, Enrique Lihn, César Vallejo, Julio Cortázar, Jorge Luis Borges o Gabriel García Márquez, entre otros.

 

 


 

 

 

HERMANO MÍO

 

Sube de espaldas.

por el sendero erosionado de malezas feroces.

 

Se quita el abrigo de la estación cruda,

todavía camina en la sombra de la vida.

Lo acompaña, como perro fiel,

el fervor de una época nueva.

 

 Soportaste desgracias

¿Ya hiciste las pases con tus sueños? 

Tú lavas los pinceles con lágrimas

y los secas en las grietas de la locura.

 

Hubo un último esfuerzo para jalar recuerdos

como la piedra enorme 

que el niño carga entre sus brazos.

Luego regresaste

a la vejez,

a la ternura paciente y

al cuerpo mal conservado.

El futuro es una mirada hacia atrás.

 

De espaldas la figura

oculta la vista.

Va con pasos torcidos

en la raíz de la sangre arrodillada

por el luto de su tristeza.

 

(Traducido por la autora y Jorge Boccanera)

 

 

 

 

 

 

LACTANCIA 

 

Como te dio hambre, te despertaste buscando el pezón;

como los pechos se llenaron, se despertaron buscándote

y la madre en la cama se levanta y te toma en sus brazos.

 

A la medianoche

una nieve de flores firmemente abiertas

tus mejillas junto a mis pechos, la blusa desabotonada,

están heladas, sufrientes,

los párpados bajos

se han colmado de lágrimas

que iluminan como portátiles

lámparas de papel.

 

¿Huele a hierba la leche?

¿te he dejado satisfecho?

¿flotas ya en el sueño?

 

Tu sueño nunca se caerá

porque lo sostengo con brazos de madre.

 

Madre e hijo

nos calentamos con la frescura

y el calor de la vida

y atravesamos con siglo

las noches en que vienen los diablos.

 

(Traducido por la autora y Juan Gelman)

OTOÑO DE IBERIA

 

A Pablo Neruda

 

«Fue asesinado» al principio me dijeron. Como Allende.

En Santiago donde se multiplican los sonidos de botas militares.

Nubladas letras del periódico con la fecha del 24 de septiembre en 1973.

Yo debía de encontrarte. Debía de visitarte en París,

Llevándote la carta de Nilda.

Cuando visité Isla Negra, no estabas. En lugar de ti, encontré el cielo andino cayendo las balas y el pueblo quien participó en tu funeral, gritando, llorando y cantando la Internacional.

    Sube a nacer conmigo, hermano

    Dadme la mano desde la profunda

    Zona de tu dolor diseminado

Apenas comienza como ha llamado, Chile se rinde a la fuerza.

Fue un dolor exactamente sensorial, dolor con el que fui a vivir a España.

La tierra seca, el otoño de Iberia, siento su piel vieja, sentándome en un taburete del bar de los barrios estudiantiles de Madrid; España que cayó herida histórica de gravedad, al igual que Chile hace más de 30 años. Pienso en ti y en tu amigo Antonio Machado en estos barrios en donde te despertaste a la nueva vida. En el camino rural del pueblo Colliure de Francia cruzando por la frontera, en el invierno de 1939, cuando el viejo poeta casi desnudo con pies manchados se murió de hambre.

Pasados más de 30 años, Chile repite el martirio de España. Y tú repites lo de Machado. Por la noche de otoño se hunde en los tonos de guitarra, yo toco la mandíbula grande del tiempo a tientas.

«Ya no queremos sangrar entre la fraternidad», dice con sonrisa debil,

mi amigo señala con su dedo a la gente de la calle. «Aquellos pueblos en paz–las caras idiotas de los que hacen creer que vivimos paz. Es la cara actual de España.»

Chile, me extendiste la boca entera el vino maduro.

   Dadme el silencio, el agua, la esperanza.

   Dadme la lucha, el hierro, los volcanes.

   Apegadme los cuerpos como imanes

   Acudid a mis venas y a mi boca

   Hablad por mis palabras y mi sangre

Ahora la bota del vino fue picada a cuchillo y se derrama la sangre fraternal.

El espacio de la historia en que vivo. ¿Podré vivir yo tu amor tan grande? Jalo la pesadez de un racimo de uvas para estrujar con mi palma la piel de este otoño.

 

(Traducido por la autora)

 

 

 

 

LOS HAIKUS

 

 

La primavera

 

Cuántos trinos concebidos             

Las nubes

De cerezo en flor

 

 

En las nervaduras                    

Son del agua

Col primaveral                 

 

 

Flores de durazno:

Vive siempre una niña

De cuento innumerable            

 

 

 

El verano

 

 

Como Dragón

El aire de la montaña

Viene el aguacero

 

 

 

La flauta de fiesta:

Triste sin compañía

Me paso el peine

 

 

Tinieblas  suaves                               

Paso debajo de la fragancia               

De las flores de castaño                     

 

 

 

 

 

El otoño

 

 

Luna llena

La noche

Como las orejas de conejo

 

 

La cruz de la iglesia

Crece alta

En el cielo de otoño

 

 

 

El invierno

 

 

Sin cesar

Serena cae la nieve:

Suave gracia

 

 

Hielo espero:

Un martillo sobre el clavo

Vibra límpido

(Traducido por la autora)

 

 


 

 

 


 

2 comentarios
  • Xenaro
    septiembre 20, 2013

    HAIKU. ¡Cuan profundo puede ser lo esquemático!

  • AIDEE VILLARREAL
    abril 21, 2014

    … desde Wakayama Y su Mapa Profundo baja por el Magdalena buscando la Sierpe y trae consigo «los limones de oro’ secos y duros prueba fiel de que existe el realismo magico…

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