‘PALABRAS PARA EL VIENTO’ Y OTROS POEMAS DEL COLOMBIANO LUIS FERNANDO MACÍAS

 

 

Luis Fernando Macías leyendo sus versos en el Teatro Liceo de Salamanca (foto de José Amador Martín)

 

 

Crear en Salamanca tiene la satisfacción de publicar siete poemas de Luis Fernando Macías Medellín (Colombia, 1957), poeta, narrador, y escritor de obras para niños. Además, se desempeña como profesor de la Universidad de Antioquia, donde dirige el taller de creación literaria. Ha sido editor de la colección Palabras rodantes de Comfama y El Metro de Medellín. Fue director de la Revista Universidad de Antioquia y de la editorial de la misma institución, codirector de la revista Poesía y fundador de la Editorial El Propio Bolsillo, la Corporación Ideas y Palabras, y Arlequín Editores. Actualmente codirige la revista virtual Esteros. Ha publicado los siguientes libros de poemas: Del barrio, las vecinas (1987); Una leve mirada sobre el valle (1994); La línea del tiempo (1997); Del barrio las vecinas (1998 – Houston, 2018); Los cantos de Isabel (2000); Memoria del pez (La Habana, 2002); Cantar del retorno (2003); El jardín del origen (2009 – 2ª edición 2020); Callado canto (2010); El libro de las paradojas (2015) y Todas las palabras reunidas consiguen el silencio (Suma selecta) en edición bilingüe (Nueva York, 2017). También ha publicado novelas, libros infantiles y textos para la enseñanza de la literatura.  

 

Macías y otros poetas que leyeron en el Teatro Liceo el 25 de octubre de 2017 (foto de José Amador Martín)

 

 

Participó, como poeta invitado, del XX Encuentro de Poetas Iberoamericanos, celebrado en Salamanca en octubre de 2017. Crear en Salamanca quiere acompañar sus poemas con imágenes de dicho encuentro, dedicado a homenajear al poeta salmantino Aníbal Núñez.

 

Parte del público asistente al XX Encuentro de Poetas Iberoamericanos(foto de Jacqueline Alencar)

 

 

 

PALABRAS PARA EL VIENTO

 

 

 

Seamos como poetas, me decías,

encontremos el ritmo interior de cada uno

 

y dejémoslo manifestarse

 

más desnudos que el primer Adán o la primera Eva,

más inocentes que el arroyo en la alta roca.

 

Escribamos nuestra historia en palabras como plumas

para ponerlas en el viento.

 

¿Qué poema no se ha ido,

qué pensamiento escrito no se ha fugado,

qué promesa de amor no está hecha

de palabras para el viento?

 

 

Luis Fernando Macías leyendo en el Aula Magna de la Facultad de Filología de la Universidad de Salamanca

(foto de jacqueline Alencar)

 

DORADO FRUTO

 

 

 

El azar sabe cómo se ordenan

los sucesos en el tiempo.

 

El viento conoce la pausada muerte

de las hojas en los altos árboles.

 

La estela de piedras

                        de los helados ríos del norte

conoce la viva insistencia

 

la terca lucha del salmón en el desove.

 

¿Cuándo, como al azar,

será perfecto el curso de nuestros actos?

 

¿Cuándo, como el viento,

contemplaremos serenos las partidas?

 

¿Cuándo, como al salmón,

Dios premiará nuestra lucha

con el dorado fruto?

Luis Fernando Macías leyendo en el Instituto Fray Luis de León (foto de Jacqueline Alencar)

 

 

PRESENCIA

 

 

El camino de la introspección conduce al jardín del origen.

 

No se trata de un sendero de barro y piedras en medio del bosque

o a través de la montaña,

sino de una suma de preguntas y respuestas

dentro de la gran pregunta.

 

La ubicuidad del jardín del origen consiste en que lo hallamos en el interior de cada uno, parecido a un manantial de agua pura, pero carente de forma física.

 

No es un manantial de razones, sino de causas;

solo que todas las causas son una, el amor.

 

Al jardín del origen también lo llamamos alma,

 

así como amor del alma

al principio generador

 

y gran alegría

 

al sentimiento que nos embarga

en presencia del jardín.

 

 

Sierra, Alencart, Soler, Rodríguez Leytón, Mata, Najenson y Macías, en el Fray Luis de León

 

 

 

EL CAMINO

 

 

 

Sí-mismo llama el psicólogo al jardín del origen;

encuentro con la presencia denomina el filósofo al arribo al edén,

después del viaje de liberación que es el combate entre el Sí y el No.

 

La imagen del mundo es causa primigenia.

 

Caminos de bosque o sendas perdidas son modos de llamar a las búsquedas que emprende el filósofo desde el jardín del origen hacia los acontecimientos, pero que el espejo refleja en sentido inverso desde los acontecimientos hacia el jardín del origen.

 

Todos los caminos conducen al silencio, pero el camino individual procura la reconciliación del Sí y el No, el encuentro de los contrarios, la simbiosis de los complementarios, la resolución de la dualidad.

 

Quien logra la reconciliación se hace uno con el Todo por un instante;

es entonces cuando sus ojos alcanzan la mirada simple

y lo ilumina la gran alegría de la comprensión.

 

Luego debe empezar de nuevo

 

porque el viaje es interminable,

porque no existe puerto de llegada,

porque Ítaca está en un orden más allá,

porque la vida es sólo la búsqueda y no el hallazgo.

 

El eterno retorno no es un mito,

su comprensión cabal no es posible,

su función es el alimento de la llama.

 

Macías y otros poetas que leyeron en el Centro de estudios Brasileños (de la Universidad de Salamanca

(foto de Jacqueline Alencar)

 

 

RETORNO

 

 

 

Abandonarse a la inocencia es el modo

de volver al paraíso.

 

En el otro extremo, la conciencia es el látigo

que nos pone al tanto de nosotros,

 

así asumimos el dolor.

 

En la morada del mundo,

mientras la esfera gira

en un viaje de retorno por el péndulo

gastamos nuestros días.

 

Hacia la conciencia vienen los expulsados

de la inocencia,

péndulo y reloj de arena son imagen

de la misma nada

y arena de reloj somos los hombres,

viajeros del vacío…

 

Alumnos y poetas en la Biblioteca del Fray Luis de León

 

 

DOS MOMENTOS

 

 

 

Bajo tu rostro

sonríe una calavera.

 

El rostro…

 

la calavera…

 

son solo

dos momentos.

 

 

Alencart, Najenson, Macías Rodríguez Leytón, Muñoz Quirós, Mata y Sierra, antes del acto en el Fray Luis de León

(foto de Jacqueline Alencar)

 

 

 

LOS DÍAS SONROSADOS

 

 

 

Cuéntame una fábula maravillosa

para volver al lugar donde no hay tiempo,

para sumirme en el tiempo en el que no hay lugar,

 

devuélveme la memoria de los días ignorados.

 

Una sentencia antigua

que con su poder de invocación

deshaga el péndulo

 

y en vez del péndulo,

en vez de su vaivén,

 

en el vaivén del columpio

un niño sustituya al hombre viejo

 

para que sea de nuevo

la tarde del jardín zoológico

 

bajo el rugido de las bestias,

 

bajo el grito de las guacamayas.

 

 

 

Portada de la antología Explicación de la derrota, donde se publicó otra selección de poemas de Macías

 

 

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