“Palabra de Náufrago”, del poeta Fernando Gil Villa

 

Crear en Salamanca tiene el gusto de acoger entre sus propuesta de lectura y divulgación,  la puesta de largo del último poemario de Fernando Gil Villa, profesor de la universidad de Salamanca.

 

Reportaje fotográfico de Elena Díaz Santana


 

 “Palabra de Náufrago”,  del poeta Fernando Gil Villa 

 

Crónica de la presentación

Por Jacqueline Alencar Polanco

 

Ayer tarde se hizo la puesta de largo del libro ‘Palabra de Náufrago’ (Verbum, Madrid, 2014), la nueva obra poética de Fernando Gil Villa, profesor titular de Sociología de la Universidad de Salamanca y autor de otros poemarios como Hechizos de casa y luna, Brasilia en verso, Señales de humo, Otra tierra y Esto queda.

La presentación corrió a cargo de Alfredo Pérez Alencart, poeta y profesor de la Usal, quien también firmó el prólogo del libro, mientras que la lectura de poemas correspondió a poeta y rapsodas de los grupos poéticos salmantinos como A. C. PentaDrama, SonLetras y Ateneo de Salamanca: Montserrat Villar González, Manuel Andrés, Elena Díaz Santana, Luis Gutiérrez Barrio, Paquita Lahoz, Sofía Montero García, Carmen Prada Alonso y Agustín B. Sequeros.

Cabe destacar la presencia de la poeta chilena Carmen Troncoso, quien leyó un poema suyo y otro del poeta Gil Villa, lo que agradeció el autor porque parte de los poemas del poemario presentado fueron escritos en Santiago de Chile, durante una estancia académica. Siguiendo la estela de poetas como José Agustín Goytisolo, Palabra de náufrago aparece, según el propio poeta, como un libro de madurez al menos en un sentido: sus versos se han ido haciendo, durante cinco largos años, al calor de uno de los períodos más críticos de la historia reciente.

Fernando Gil Villa es oriundo de Ejea de los Caballeros, provincia de Zaragoza. Pasa su tiempo enseñando y escribiendo entre España (Universidad de Salamanca) y América Latina. Es autor de varios ensayos entre los que figuran La exclusión social, Elogio de la basura, Juventud a la deriva, La derrota social de la muerte o Qué significa investigar. Exorcismo del trabajo de investigación. También ha publicado un libro de cuentos, Sociedad en crisis. Puro cuento,

 

 

TABLAS DE SALVACIÓN. Pórtico de A. P. Alencart

 

Si estás casi muerto, un poema (y toda esa pedriza de revelaciones que alberga) puede volverte casi vivo, vivificándote en grado sumo al rescatarte del dolor o la agonía, instalándote (al menos por unos instantes) entre los senos electrizados de la Esperanza. Para algunos, existen instantes que son eternos y basta un pequeño acontecimiento para que el corazón se les cubra con un manto de realidad que trasciende la cruda realidad que a todos alcanza.

 

De tal linaje resulta Fernando Gil Villa, poeta maño-salmantino-americano. Pareciera que para él escribió estos versos mi admirado León Felipe: “América es la patria de mi sangre. / He muerto… y he resucitado. / ¿Entendéis ahora?”. Al de Tábara México le dio mujer y una casa; al de Ejea de los Caballeros, México le dio mujer y una hija: la casa ya la tenía en Canoa quebrada, allá por el nordeste brasileño más próximo a África. 

 

 

 “Palabra de Náufrago”,  del poeta Fernando Gil Villa 

  

Y así es como América empezó la reconquista de un corazón de España, a través de una veracruzana que, cruzando el Atlántico, trajo sus artes encantatorias hasta una aula de la vieja y docta Salamanca. Pero cuando digo América, no sólo me refiero a ese continente al que mucho ama el poeta, desde antaño; también hablo de la niña que es fruto del mestizaje y es una de sus más firmes tablas de salvación: una criatura que es presente y es futuro de su sangre: “Querida América / si estás leyendo estas palabras / es que las cosas / no están tan mal / -después de todo-…”.

 

A ella dedica este libro auténtico, el más necesario de los que ha escrito y publicado Gil Villa: he aquí, en los casi cincuenta textos, un pliego de testimonios ardiendo en la noche; unas mujeres alumbrando la nebulosa y los clavos de un nómada o náufrago que en ellas tiene su isla o su principal tabla de salvación.

 3.

 

Estamos ante un conjunto de poemas que, además del referido embarque de ternuras, acopia la destilación de estruendos, ruinas e indignaciones, fragmentos de una sociedad desorientada, anclada en la incertidumbre de tantas crisis  (económicas, éticas…) que la atenazan. Por ello el escriba anota: “…al regresar me topé / con las vacas flacas / plagas de recortes devastaban / mi país y el infierno me cubría / con su sombra”.

Guerras, mascaradas hipócritas, hinchados egos de doctos charlatanes, enfermedades propias y ajenas, silencios y clausuras, homenajes a Chile (sea a Pablo o a los estudiantes), cierta desmemoria: bien sabemos que el poeta no olvida, aunque lo confiese: “Olvidas que enfermaste y que tu restablecimiento / es de palabra que depende / de la palabra”. La palabra, el Verbo, y también la dignidad de clamar, a modo de los antiguos profetas, contra la incesante injusticia de chacales o tiburones de nuestra especie. En este aliento social y solidario tiene otra importante tabla de salvación.

 

4.

 

Y si la muerte ya está en la cita primera, Fernando Gil Villa cierra tallándole un epitafio, jugueteando con ella. Los siglos de un poeta siempre son una breve eternidad del alucinado viaje que emprende entre todos los milagros que la vida le otorga, como el tener en brazos a una criatura que es, sin duda alguna, una hermosa forma de resurrección.

 

Palabras de un náufrago rescatado; tablas de salvación que quedan inscritas para que el alba se quede con él todo el santo día.

 

Febrero y en Tejares (2014)

 

 

CARMEN TRONCOSO

 

 

 

Rumbo a Veracruz

 

Ella se alzó como flor

como animal salvaje como sueño. 

El océano se me tuvo que llevar 

rumbo a Veracruz 

pero ahora sí que sin Cortés 

y sin indios totonacas. 

Ahora hay un puesto de coca­cola para náufragos.

 

 

CARMEN PRADA ALONSO

 

 

 

Grecia XXI

 

Grecia hoy enmudeció mi canto 

como ayer como mañana 

como el de todo 

el mundo pero escucha 

las grabaciones del pasado

los himnos que te dedicaron 

las mejores voces de la historia 

ponlas a todo volumen 

que despierten a los dioses 

pero sobre todo que despierten 

a los héroes.

 

 

 

MONSERRAT VILLAR GONZÁLEZ

 

 

Tanto Pablo 

(Homenaje a Neruda)

 

Por si pasas por la tierra 

estamos aquí en tu faro de La Chascona

más dispersos y algo rotos, 

bien multiplicados. 

 

Somos tu colección de botellas vacías, 

los seres del futuro que no te atreviste a soñar. 

Vestimos capucha de monje falso 

y sonrisa de ave poco rara 

—pero bien rapaz—. 

 

Te queremos de embajador porque 

tenemos miedo de perderlo todo, 

hasta lo imperdible: esas hostias 

que escondiste y que engulle la gente a diario 

sin antes confesarse. 

¿Por qué no confiesa la gente

Pablo?

 

SOFÍA MONTERO

 

 

 

El árbol del paraíso

 

Supongo que puede decirse 

que viví bajo la sombra 

del árbol del paraíso 

—Elaeagnus angustifolia—. 

Sus frutos pequeños y redondos 

al ser liberados por loros silvestres 

impactaban sobre el tejado 

de la cabaña como tacones 

de naturaleza hueca. Supongo 

que puede decirse que seres 

alados y primaverales actualizaban 

el paraíso en un goteo de fuegos 

artificiales.

 

La irritación y la falta de sueño 

me incitaron a la blasfemia 

le menté al padre y supongo 

que el resto de la historia estaba

escrito: al regresar me topé 

con las vacas flacas

plagas de recortes devastaban 

mi país y el infierno me cubría

con su sombra.

 

 

ELENA DÍAZ SANTANA

 

 

 

 

La campana

 

Todas las tardes ponía la campana 

no para cocinar sino para amortiguar 

los ruidos de los vecinos: así te arrullaba 

hijita. 

Pero el martes pasado tuve que apagarla 

porque le dolía la cabeza a tu madre. 

Poco después hubo un seísmo 

y saliste disparada

con el tigre la jirafa y los dos monitos. 

Todavía temblamos del susto.

Desde entonces no dejo de pensar 

en la campana me digo: 

si hubiera sonado la campana.

 

AGUSTÍN B. SEQUEROS

 

 

La foto de carné

 

Cada vez que abro la cartera

sus hojas de plástico se despliegan 

como pétalos de una flor adormecida

por el calor de mi cuerpo 

y allí en el fondo 

tumbada como una reina 

sonriente en su flojera

está ella. 

Despierta por un instante 

y me saluda: brujito qué tal va todo. 

Bien gracias ¿y tú estás bien? ¿Crees 

que te cuido bien? Entonces 

como para demostrárselo 

justo cuando el vendedor frunce el ceño 

cierro con cuidado la cartera 

como si metiera la vuelta 

de un billete de quinientos euros 

miro alrededor con la ansiedad de un animal 

en peligro y por fin escondo suavemente

el tesoro en el rincón más delicado 

de mi geografía.

 

 

MANUEL ANDRÉS

 

 

 

Spanish Revolution

 

Grupúsculos incipientes 

llegados de Liliput 

acamparon en mi cuerpo 

desplegaron 

manifiestos con sus manos sonajeros

aguardaron 

la esperanza sin tanta paciencia y

se marcharon 

con la música a otra parte 

dejaron 

mi cuerpo hecho tierra 

de nadie sembrado 

con banderitas descoloridas 

lograron 

que mi cuerpo ya no me pertenezca.

 

 

LUIS GUTIÉRREZ BARRIO

 

 

 

Laureado 

 

El gran doctor nos honró con su presencia 

vino 

no vio 

y venció en cena sagrada 

donde discípulos consumieron 

más amenes que bocados de cardenal. 

 

Yo Judas tenía la esperanza 

de que el vino de la ribera

abriera un poco las compuertas 

de la presa intelectual

sin embargo sus sentencias fueron

tan siniestras e inciertas 

como la calle que albergaba el restaurante. 

 

Y así de sordo y ciego marchó 

el viejo dómine al día siguiente 

tras nombrarlo farero mayor

la gloriosa universidad:

repartiendo bastonazos camuflados

en su batuta de falso Beethoven 

dejando esparcidos en el puente romano 

los excrementos de la revolución

burguesa. 

 


PAQUITA LAHOZ

 

 

  

El punto de vista de la mosca

 

Entró y al ver que su amiga yacía

Inmensamente petrificada en la tundra

de la cortina le propinó cariñosos golpes 

con sus patas para acentuar el reproche: 

ingenua te dije que no te arriesgaras 

que son asesinos que no comprenderían 

el arte de tus zumbidos ni los mágicos 

reflejos de tu piel –cuántos concursos

no ganaste ingrata con este azul metálico 

y este verde esperanza­. 

 

De qué sirve la belleza 

si la mirada está sucia 

de qué la bondad voladora 

si el aire está cargado de pólvora. 

 

Al oír aquello le abrí la ventana 

pero ella me ofreció obscena su lomo.

 

 

 

 

ALFREDO PÉREZ ALENCART

 

 

 

Una receta 

 

Quieres mis palabras como querrías mi mirada

si no pudiera hablar

como  adivinaste  mis pasos

hasta abrocharlos en silencio en tu rosario de recuerdos.

¡Cuántas veces te vi rezarlo!

Sé que en tu corazón arden

mis diabluras con el aire que te alienta

y que tirabas cada noche mis dolores

a la basura del olvido.

Llamas a mis versos como llamarías a mis ojos

si no pudiera verte.

Y  todo lo mío amarías

todo lo nuestro

al volver así sobre las cosas

con ese brillo de rosa antigua

que detuvo al rey del tiempo y le obligó

a descubrirse.

Después de todo —me dices—

ser la mejor madre del mundo

no es tan difícil: sólo tienes que callártelo.

 

 

 

 

FERNANDO GIL VILLA

 

 

 

 

Movimiento estudiantil

 

Mueve Chile 

el insoborno motor 

salud de antigua herida. 

Noticia doy: que la tumba 

de Pericles se deslizó historia abajo 

y quiere salir de la mochila 

de algunos estudiantes

que la tierra se puso de parto 

y esta sensación de formar todos parte 

de una inmensa contracción.

 

 

 

 Noticia en El Norte de Castilla

2 comentarios
  • Xenaro Ovin
    mayo 19, 2014

    Náufragos somos en este mar obscuro que corresponde atravesar. ¡Llegará la calma!

  • Jacqueline Alencar
    mayo 21, 2014

    Esa tarde, la palabra salvó al náufrago, inundándole de versos para la próxima travesía. Y no estaba solo, un coro de voces amigas le animaron a seguir…

    Hoy fue él, mañana le tocará a otro, y no le acompañará la soledad.

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