
Al otro lado en el delirio del desierto prendes tulipanes en mis manos hambrientas como gaviotas de lluvia. Al otro lado sueño un rayo errante de rubíes inflamado que apacienta como niebla mis entrañas. Al otro lado en mi ala rota enamorada, presiento el rocío nubio de un beso tuyo lucero rejón de muerte, ay, en el albor agraz de mi esperanza.