HISTORIA DE HIERONIMUS BOSCH (EL BOSCO). POEMA DEL ZAMORANO JESÚS HILARIO TUNDIDOR LEÍDO EN VALLADOLID

 

 

1 El Jardín de las Delicias, de Hieronimus Bosch, El Bosco

El Jardín de las Delicias, de Hieronimus Bosch, El Bosco

 

 

 

Crear en Salamanca tiene el privilegio de publicar este rotundo texto del poeta Jesús Hilario Tundidor (Zamora, 1935), quien cuenta con una extensa obra literaria por la que le han concedido importantes reconocimientos, como el «Premio Adonais», el «Alonso González de Lama», el «San Juan de la Cruz», el Premio «Academia Castellano Leonesa de la Poesía», el  «León Felipe»  o el Premio Castilla y León de las Letras, entre otros. De capital importancia para su obra podemos citar, además de su ciudad natal y las tierras castellanas, las luminosas ciudades andaluzas y el Levante español. Recogida en dos volúmenes con entidad propia cada uno, Borracho en los Propileos y Repaso de un tiempo inmóvil, la poesía de Tundidor, estructurada y unificada en redacción definitiva, ha sido publicada por Calumbur bajo el título unitario de Un único día. En 2014 Cuadernos del Laberinto publica bajo el título La fertilidad de los vocablos una antología de sus poemas más representativos traducidos a seis idiomas: francés, inglés, italiano, neerlandés, portugués y rumano.

 

 

 

 

1A El poeta Jesús Hilario Tundidor en Valladolid (foto de Jacqueline Alencar)

El poeta Jesús Hilario Tundidor en Valladolid (foto de Jacqueline Alencar)

 

 

 

La lectura del poema fue el pasado viernes 22 de junio, dentro del acto de clausura de actividades del curso 2017-2018, de Los Viernes del Sarmiento’, quien ofreció la lección de clausura y leyó el poema, lectura dedicada a sus amigos Alfredo Pérez Alencart y Javier Lostalé, fundador del programa de radio “La estación Azul”, quienes se encontraban ppresentes en la sala.

 

 

 

 

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1

 

CUANDO la luz se resquebraja, el ser

se resquebraja, el mundo…

                               Hieronimus

Bosch, creyente

desengañado desde su matrimonio

de Jeroen Antoniszoon van Aken,

es decir, de sí mismo antes

de que el río de luz que recogía

resquebrajado, roto pernicioso mordaz

resquebrajado,

Hieronimus Bosch,

artesano de la ironía, padre

de brujas, gozoso

padre diabólico y místico y creyente,

iba

de cofradía en cofradía en Hortogenbosch,

(entonces bella

ciudad de Brabante, rica

en lanas alfileres cuchillos magia alquimia)

resquebrajado Hieronimus

Bosch.

IBA

bajo el ruido del mar tarde mañana

noche aurora, ebrio

y no puro cuando

el Malleus Meleficarum,

terrible ara del sacrificio para

la brujería no úrsulas no hisopo no

Caro Baroja… iba,

Hieronimus Bosch,

picoteado de pájaros, picoteado

de mujeres desnudas, comido

su corazón por

los insectos, por

las orugas los funerales ebrio resquebrajado

IBA / abierto

su pecho como

un corazón de Jesús / enseñando/, /creando/

el color la verdad la lujuria y la muerte.

 

 

 

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4

 

 

 

2

 

 

In illo témpore

                           Alain de la Roche,

predicador y padre común aún dentro de la tierra

seguía con gusanos golpeando = qué somos, dónde, cuándo =

los ombligos del mundo.

                                              Así llegó también

nuestra crecida, llegó

a tu alma, a tu camisa blanca camisa

de comunión, entre diablos y entre

escolopendras sapos gordos sapos nocturnos,

azufre-satanás y sus cavernas,

muerte, Hieronimus muerte, todavía tan niño,

todavía

tan inocentemente congraciado

con la sonrisa.

                         Alain de la Roche poblaba el mundo

de escupideras

y lagartos

y miedo.

Tú creciste, Hieronimus, viendo

bajo la cama, bajo

el corazón del hombre y de la pena

el horror, las exequias

pompas fúnebres galas

donde el amor yacía / ¿dónde

el amor moría? / creciste

desalojado y seco, interrumpido

por la espalda brutal de las excomuniones.

Y aún veías la tarde, su luminosidad,

la tarde pura la mañana pura

y no impura la noche te arropaba

                         el miedo. E IBAS

= qué somos, cuándo, dónde = de iglesia

en iglesia viendo, oyendo, de púlpito

en púlpito,

los gestos tenebrosos

del padre,

la lengua tenebrosa

del padre,

el tenebroso mundo del sexo contenido,

Alain de la Roche = qué somos, dónde…

 

Oh, cuerpo, flor de cardo sin alas, alas

baten,

       tú

         qué

              poco

                     sabías,

                            inquisidor

corregidor Henricus Kramer (Malleus

Maleficarum) no era muerte, inscrito amor inscrito,

los brujos, qué poco tú, corregidor, sabías.

¿Hieronimus, creciste como cuando

el viento norte de la tarde frío

te paró el corazón, la sacristía

de la niñez?

 

 

 

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6

 

 

 

 

3

 

Cuando Inocencio, papa nº VIII de este nombre.

De nuevo una vez más se confundían

alquimia magia ciencia saber conocimiento…

Hieronimus resquebrajado desvaído solo

irremediablemente.

 

Los alquimistas prófugos

                     sumergidos

en la indolencia, perseguidos,

                     pasearon

las empedradas calles sucias, los óvulos

de la verdad no cesaron, el crisol proseguía

su continuo mortero o larga noche,

su

poderosa mística de cavas, subterráneos

en los que un dios olía,

crecía en siete círculos

de almirez, siete esfuerzos

de amor / ¿el sol

cantaba? /. Pasearon

su participación en catedrales

y piedras, vivas aún, legándonos sus signos

y su búsqueda, sus números con sol que ilimitan

el orden.

 

Hieronimus pájaro marginal, ya irremedia-

blemente desvaído,

acompañado y torturado ahora

por peces ratas cuervos búhos zumayas hembras

de durísimo y curvo vientre duro,

mas de andrógino amor que asola olvidos.

FUE

como LA BULA DEL ESPÍRITU SANTO, santo

soplo gentil, olla marmita

luterana,

hacia el fondo con rojos decorados, nubes

y tempestad, furor iconoclasta, profecía,

PROFECÍA, pobre

Hieronimus, contado

medido pulido y archivado,

clasificado,

rico

y burgués, pobre

Hieronimmus que ahora, sonriendo

amargamente,

va a colocar sobre el pudor de Eva pecadora,

con suma gentil gracia, una hoja seca.

 

 

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 7

 

 

 

 

 

  1. (LA MIRADA Y EL DESEO)

 

 

COMO liberación es la mirada

y aquí mira quien sabe y ve

como grajos en bando, como cuervos en bando:

                     LOS DESEOS:

                     Párpados

que no caen, pestañas que no irrumpen

su obsolescencia móvil,

el mirar deseoso, el lento

acecho mordaz / ciervo, leona / sexuada

es la mirada que desnuda y penetra:

 

La retina aventura su larga cacería.

 

La retina aventura,

                     muros áureos paredes

lechos acerca, ropas -¿quién corrió la cortina?-

Cuerpo, humanos cuerpos ávidos, del color de la miel

en el ojo de mosca… La pequeña ciudad se viste

en verde, verde

amarillo violeta y pronto

la lujuria hace vuelo, halcón planea: ojos y ojos

posan, ojos y ojos

aterrizando sobre

el sexo como inoíbles manos que desnudan,

que posesionan / hacen / amor sin tiempo ni ternura

ni palabras ni cuerpo: Solo

ojos-violaciones, neuronas

de la visión en látigo y hoguera, estupro

de la visión, vaginas falos coitos abubillas

o frutos, / jardín

de las delicias… / FORMAS,

                              CONTORNOS,

que nunca van a luz sino a deseo.

Ay, Alain de la Roche, ¿Oyes

                                       escuchas

                                                sabes

que hundido en los abismos de tus imprecaciones

la mirada convoca amor convoca

amor y amor, retén, estratagema y pájaro? Ay,

ay, Alain de la Roche, la libertad, aun dentro

del ser emparedada y triste y poderosa

gira.

 

 

 

 

9

 

 

 

10

 

 

 

 

y 5

 

 

CUANDO Inocencio papa, bula

sumis desiderantes afectibus

(1484)… Luminoso

Hieronimus perdido resquebrajado solo

irremediablemente

solo, el alquimista cóncavo exilado en la materia

casta, pobre

Hieronimus, jirón de la ternura, deshabitado

sueño.

 

                                Yerto

conocimiento, una esfera

es el mundo, un orbe impúdico

la estulticia. Espejos, subterráneas alas baten

gula-envidia mentira hipocresía, oh, ciudades,

buenas para quemadas, ¿cómo

entre tanto yelmo y basura

no ver la acusación de cada rostro: Ecce homo,

Ecce homo, aquí no hay nadie nada nunca nada,

ojos inquisición para buscar la dicha, ojos

de un ínfimo presente insólito

mirar, presente en el que el hombre yace cuando

DESPUÉS no hay nada nunca nadie

bajo la tierra el corazón el fuego. ¿Dónde

el hombre, el humus?

Hieronimus ¿dónde

Hieronimus?

                                Jeroen trabajaba:

¿CÓMO penetrar en la piel, abrir

el hueso, lamer las llamas todas

de la ciudad que somos, incendios de este burgo

(fulgor y asaltos / un puente ruido armas…)

al que pertenecemos

y nos pertenece?

He aquí, pues, al hombre: ciudadano notable

de su propia derrota.

= Cuando Inocencio, cuando

Pablo sexto, yo era.

 

 

 

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12 Los poetas Javier Lostalé, Alfredo Pérez Alencart y Jesús Hilario Tundidor (foto de Jacqueline Alencart)

Los poetas Javier Lostalé, Alfredo Pérez Alencart y Jesús Hilario Tundidor (foto de Jacqueline Alencart)

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