‘EXPRESIONISMOS’, NUEVAS PINTURAS DEL PERUANO IVÁN FERNÁNDEZ-DÁVILA. NOTA DE ADRIANA GARAVITO

 

1 El pintor peruano Iván Fernández-DavilaEl pintor peruano Iván Fernández-Davila

Crear en Salamanca se complace en difundir la obra del peruano Iván Fernández-Dávila (Lima, 1983), quien según el poeta Alfredo Pérez Alencart, profesor de la Universidad de Salamanca, es “un artista que merece conocerse por el único continente de la lengua castellana. Lo suyo es vocación, empeño, pasión, dignificación de lo autodidacta, potencia de imágenes que conmueven, engarce y comunión entre los seres humanos más próximos que, tras su pinceladas, se universalizan. Aplaudo su trabajo y su proyección”. Fernández-Dávila ha expuesto en Europa y Norteamérica. Y si el año pasado expuso en Buenos Aires (Galería Liliana Rodríguez) y en el Museo de Arte Contemporáneo de Arequipa, entre abril y mayo de este año expuso en la Galería del Museo Pedro de Osma, en Barranco (Lima). De esta exposición, titulada “Expresionismos”, difundimos cinco de sus nuevos trabajos, más una nota aparecida en el prestigioso diario El Comercio, firmada por la periodista Adriana Garavito.

 

 

 

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CINCO PINTURAS NUEVAS

3 Descendimientos  - óleo sobre lienzo  - 220 x 200 cm - 2014.jpegDescendimientos – óleo sobre lienzo – 220 x 200 cm – 2014

4 Retrato en el Hotel Melgar Arequipa - óleo sobre lienzo - 200 x 190 cm - 2014.jpeg Retrato en el Hotel Melgar Arequipa – óleo sobre lienzo – 200 x 190 cm – 2014

5 La imposibilidad del ser - óleo sobre lienzo - 200 x 190 cm - 2014.jpeg La imposibilidad del ser – óleo sobre lienzo – 200 x 190 cm – 2014.

6 Susana y los viejos - óleo sobre lienzo - 200 x 190 cm - 2014.jpeg

Susana y los viejos – óleo sobre lienzo – 200 x 190 cm – 2014

7 Comedia Existencial - óleo sobre lienzo - 200 x 190 cm - 2014.jpegComedia Existencial – óleo sobre lienzo – 200 x 190 cm – 2014

 

 

 

 

EN LA MENTE DE UN EXPRESIONISTA
(Por Adriana Garavito)

 

 

Iván Fernández-Dávila conversa sobre su reciente serie “Expresionismos”, lo que lo motiva y sus aspiraciones.

Son varias cosas las que influyen a Iván Fernández-Dávila a la hora de pintar. Las más importantes: la filosofía y las ciencias. “Te hacen pensar”. El artista suspira. Para llegar a su taller en Pueblo Libre hay que subir unas escaleras empinadísimas que le quitan parte del aliento a cualquiera.

“Son temas que generan preguntas en tu mente como: ¿qué soy? o ¿hacia dónde voy como ser humano?”, cuenta. Sus preguntas (y respuestas) están reflejadas en su trabajo, más que nada en los doce a gran formato que presenta en la galería Pedro de Osma como parte de su muestra “Expresionismos”. De ahí que haya pintado a Diógenes el Cínico sin ojos como símbolo de que jamás encontrará a un hombre libre en el mundo.

 

SE ENCONTRÓ LA LUZ

 

“En esta propuesta de Fernández-Dávila sus pasiones se anudan, destellan y convergen con su excelente técnica”, escribió Alfredo Alcalde en el texto curatorial de la exposición. La pasión de la que habla es evidente. La serie –que Iván empezó hace un año– es intensa. Los trazos parecen haberse hecho a golpes, pero la sensualidad del cuadro no se pierde. Los colores, a diferencia de otros trabajos, vibran.
Hace poco su papá falleció, con lo que pensó que su paleta se iba a oscurecer. Sin embargo, pasó todo lo contrario. “Me sorprendí”, confiesa. “Creo que a través de la pintura comencé a iluminarme… Me parece que ha sido un triunfo de la pintura sobre mi vida”.

Y este no ha sido el único. De más joven, Iván se encerraba en su cuarto a pintar (lo que ocasionó que lo expulsaran de la universidad). Su actitud fue rechazada por su familia. “Pero luego las cosas tomaron su rumbo”, agrega. Tanto así que un día su padre le dijo como bromeando: “Tú solo eres artista porque leíste ‘Trópico de cáncer’” (de Henry Miller). “Cuando leí la primera página, esa que dice: ‘No tengo dinero, esperanzas, ilusiones y soy el hombre más feliz del mundo’, fue una revelación”, explica Iván.

 

 

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UNA VIDA DE ARTISTA

 

Se dice que el expresionismo más que una corriente artística es un estilo de vida. Fernández-Dávila no puede estar más de acuerdo. “Creo que uno debe ser intenso para tener algo que comunicar. Es importante que uno viva al máximo”.

Aunque él se considera un hombre solitario, que nunca ha tenido muchos amigos. En ese sentido, su intensidad se mide de otra manera. Sale casi todas la noches, prefiere dormir en las mañanas y en las tardes se dedica a la pintura. “Siento que voy a explotar más. Que voy a hacer cosas más fuertes. Es mi obligación como artista”.

Cada tarde, cuando sube lentamente las escaleras hacia su taller, Iván experimenta una sensación extraña, siente que los cuadros lo están esperando para darle una paliza. “La pintura puede ser sádica”, dice. “Pero esa sería mi respuesta. Soy un artista. Esto es lo que soy”.

 
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