‘EL JINETE ILIMITADO’, DEL POETA CHILENO HERNÁN ORTEGA PARADA

 

El escritor chileno Hernán Ortega Parada

 

Crear en Salamanca se complace en publicar este poema inédito del chileno Hernán Ortega Parada (Cauquenes, 1932), poeta, cuentista y ensayista, con una veintena de libros publicados, entre los que están “Ecce Deus!” (poesía, 1964), “Cuentos” (1966), “La Muerte del Ruiseñor” (poesía, 1993), “Jorge Teillier. Arquitectura del Escritor” (entrevista y ensayos, 2004). Pertenece a la Sociedad de Escritores de Chile desde 1985 y es cofundador del Grupo Literario Huelén y director de la revista Huelén (1979), con 14 números de circulación nacional (1979-1984). A esta prolífica labor se agrega su participación en Radio Universidad de Chile, FM, como productor y locutor de los programas: “Gaceta Huelén”, “Galería de Arte Huelén”, “La Veu de Catalunya”, “Vieiros de Galicia” y “Confines de Hispanoamérica”.

Este poema es de lo que poco que rescató del incendio de su casa y todas sus pertenecías, en 2020.

 

Pintura del colombiano Wilman Emir Causa Acero

 

IN MEMORIAM

 

E L   J I N E T E   I L I M I T A D O

 

“En suma, que es irremediable que estamos

y estaremos perdidos en un hedonismo desamparado,

tengamos cosmos o no, tengamos cuerpo o no”.

 

MACEDONIO FERNÁNDEZ

 

El paisaje de Olmué detiene su respiración dentro de un cajón azul

            HORIZONTALMENTE

Y todo eso ocurre cuando la neblina se ha nombrado a sí misma

            en los almendrales desnudos como racimos sin uvas

            en las tapias de adobe que retornan al polvo año tras año

            en el callejón historiador que olvida su origen

Y todo eso ocurre cuando esa neblina busca un espacio más allá

            en los portezuelos del Cordón de San Pedro

y cuando la escritura dolorosa es el esqueleto de un pez entre dos aguas

tal vez el inmaterial hábito de los árboles bajo la lluvia

tal vez la separación del aura poderosa de un hombre

para añorarlo tal como es su estirpe: vida y muerte en el paisaje.

Todo aparenta sumergirse como una cruz lenta en la marea

hasta empujar la realidad en la inexistencia

ahogarla

como una bendición de olvido por último

            la vigilia en torno a tu nombre

            la postrer palabra susceptible de arranque

            el adjetivo que se parece a las escasas flores de tus cactus

            el lazo de sol que hizo nudos en el andar de los serranos

            el eco de hijo que rodó mil veces La Dormida

el Ojo Abierto para citar la palabra Origen

el oído tapiado tras la palabra Final

todo

HORIZONTALMENTE

 

 

 

 

Mientras

el Jinete cabalga silencioso en busca del mar

para emitir su grito reproductor    para sujetar el viento con los brazos

como siempre lo hizo en el borde alto del acantilado

pero ahora lleva el injusto peto de madera

                                                                       negro

                                                                       negro

                                                                       negro

con los labios apretados para no soltar el último aire

de los bosques de boldos y arrayanes

 

Yo no quiero dormir junto a las columnas de piedra

que cuentan tus pasos desde los manzanos lujuriosos

tampoco deseo alzar la mirada vertical

porque las aspas de los molinos de viento

            inmóviles

contemplan el túnel hueco     del horizonte inafectado

            HORIZONTALMENTE

 

 

 

Si me detengo en la oscuridad   allá están los ojos del caballo

que respira la orfandad de la noche    la inconsciencia

la ensoñada división del fardo espíritu cuerpo

la cabalgada eterna     hoy descabalgada

hoy la materia irracional ve la distancia

sugiriendo el por qué de tanta vida y de tanta ausencia

desde las fotografías sepias y en la esperanza del eterno hablar

            ¿También los riscos alzados entre las estrellas

            olfatean la muerte inmaterial?

 

Si decimos Jinete      decimos viento desesclavizado el domingo

también decimos la mano recorriendo el pubis velloso de los cerros

si decimos Jinete       decimos macho dominando todos los rincones

porque amó la tierra como a una mujer de sexo fecundo

y todo parece seguir igual       igual en espera suya  

            ¿Igual?

            HORIZONTALMENTE

 

 

 

¿Quién no lo vio estatua    en el trote    en el galope     en la carrera

y detenerse al borde del tomatal a conversar los por qué de la eclosión?

(El Jinete era un fuerte modelo de Rodin y de Moore

con un ancho espacio de luz en el corazón)

¿Son tallas de piedra    invividas    estos espantapájaros idiotas

que no gritan hoy su nombre en el país de Olmué

            HORIZONTALMENTE ?

 

                                               Creo en la eternidad del viento y en la mirada del caballo

                                               Por eso te nombro y te llamo

 

Se dirá que tengo un sentimiento desdoblado como el limonero del huerto

Bueno

Es el limonero que plantó su mano en respuesta a tanta vaguedad

¿Quién se queda interrogando el boquerón de la ventana

donde la humedad duplica las luciérnagas del pueblo lejano

cuando justo el Jinete cabalga en la noche

y se estampa como un bisonte cuaternario en los cielos pétreos

junto a la señal de esta mano oscura     herida      doliente

repitiendo no el olvido

repitiendo no el pasado

repitiendo el absurdo de todo ser que no está contigo?

¿Todo fue tan real como lo son Olmué y el limonero al pie de La Campana?

¿Cómo volver a tomar tu mano     y tocar con afecto tu espalda

            HORIZONTALMENTE ?

 

 

¿Es real el caballo rosillo que veo detenido sobre el pasto gris

que escucha algo en el viento     el  chuc  chuc  de la muerte

que ve subir de nuevo la niebla tallando un jinete vacío

en recuerdo de la otra parte de su ser?

Es que el Jinete de quien os hablo

descubrió la capacidad de hacer eternos los paisajes

y la capacidad serena de moverse con sus sueños y su bondad

 

Jinete celta     

vasco    

o castellano

no importa

Jinete que lleva un manto blanco como estandarte

algo de Santiago       y algo de Cid

que cabalga sin cesar con la Muerte      en la meseta de las nubes.

 

 

 

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