“DIGNA IRREVERÊNCIA, BRAVA COMOÇÂO”, DE LA PORTUGUESA MARÍA TOSCANO. COMENTARIO DE MANUEL QUIROGA CLÉRIGO

 

Pinto, Toscano, Regalo y Alencar, en la Sala de la Palabra (foto de A. P. Alencart)

 

Crear en Salamanca se complace en publicar este comentario escrito por nuestro colaborador Manuel Quiroga Clérigo, poeta y ensayista madrileño, en torno al nuevo libro de la portuguesa Maria Toscano, el cual fue presentado el pasado 14 de octubre en la Sala de la Palabra del Teatro Liceo, dentro del programa general del XXII Encuentro de Poetas Iberoamericanos.

 

 

Maria Toscano leyendo sus poemas (foto de A. P. Alencart)

 

 

MARÍA TOSCANO:

“CAMINO AL RITMO DE LA ILUSIÓN CRECIENTE”

 

 “El portugués es la lengua más bella del mundo”, dijo en una ocasión Dulce Pontes. Algunos, cercanos al horizonte galaico-lusitano, así lo creemos. Incluso comparando ambos idiomas con la ternura y la alegría gramatical del italiano, frente a otros decires que, procedentes del latín, se han ido asentado en una manera menos cercana a los oídos de los extraños.

 

De Alfonso Henriquez o de Fernando Pessoa ya hablaremos en otra ocasión. Ahora estamos ante un libro (digamos) precioso de María Toscano que nos recuerda otras palabras de féminas o del ámbito luso-brasileiro-galego como serían la propia Sophia de Mello Breyner, de quien se ha cumplido el centenario de su nacimiento pues vino al mundo el 6 de noviembre de 1919, que tanto apreciaba José Saramago, hasta conseguir para ella y su obra el Premio de Poesía Iberoamericana “Reina Sofía” (Universidad de Salamanca/Patrimonio Nacional), la casi joven Lucila Nogueira o, incluso, Rosalía de Castro sin ir más cerca.

 

Y ya estamos aquí: “recórreme hasta la cima de la montaña/hasta el lento lecho de las aguas blancas”, escribe María Toscano. Hablamos de un poemario en versión bilingüe, titulado DIGNA IRREVERÊNCIA, BRAVA COMOÇÂO ó “Digna irreverencia, aguerrida conmoción” (Editora Labirinto, Fafe, 2019). La traducción al portugués es de Jacqueline Alencar, boliviana nacida en Cobija en 1961 con antepasados portugueses y brasileiros, licenciada en Ciencias Económicas por la Universidad Federal de Mato Grosso y con estudios de postgrado en Venezuela y Salamanca, donde reside.

 

Alencart, Pinto, Toscano, Regalo (foto de Jacqueline Alencar)

 

La autora, María Toscano, es alentejana nacida en Campo Maior en 1963, Doctora en Sociología, profesora durante 28 años, miembro de las Asociaciones Portuguesas de –Sociología y de Escritores y con cerca de 30 libros editados. ¿De qué nos habla esta escritora de larga andadura en su poemario?. Pues, seguramente, de la existencia y lo hace como dejó dicho Jacinto Benavente en “Los intereses creados” en el lenguaje de “la sublima poesía, que sólo canta de nobles y elevados asuntos”. El que esgrima esa “digna irreverencia” no es más que una original disculpa para conmocionar al lector de esa “aguerrida” manera, por ejemplo cuando escribe en “Mujer”: “mis labios son de cereza/o de mansedumbre/(dame tu mano)”. ¡Qué manera tan sencilla de situarse en el centro del género humano, esa mujer dibujándose entera desde el sabor de los labios, y proyectándose al varón al exigir su mano!. Si, la poesía es un lenguaje sublime, en todos los idiomas, más aún en los aquí mencionados. En “Verâo”  María describe el estío con suspiros, con versos breves y luminosos: “silencioso/ocioso/cioso/arrastrado/de ombreira en ombreira”. Casi no había falta traducirlo: “silencioso/ocioso/celoso/arrastrado/de hombrera en hombrera”. Ante tantas cercanías a veces nos preguntamos porque en tiempos pasados pudo existir cierta lejanía entre las dos naciones que componen la Ibérica península.

 

Hay variedad de estrofas, de extensión, de configuración, en los poemas de este libro, algunos breves, casi suspiros, otros extensos como alargadas insinuaciones en las que caben todo tipo de afectos o referencias. Veamos algunos apartados de “la madre de la casa de la abuela”, poema que además de enternecer configura a la autora como una antropóloga de la familia, una hábil observadora de pasados y vitalidades: “sentados a la mesa/nos repartían rodajas/barcas guardadoras de la magia/familiar/ternuras dulces/rojas, verdes/semillas secas/en la baranda o en el suelo…”. Reseñamos un poema corto, sólo en portugués por ser fácilmente entendible, el titulado “verbo”: “da minha, talvez, na tua/tal vez na minha boca/á boca do metro, talvez/un beijo da tua boca/tal/vez/numa boca/de metro/un beijo”.

 

Toscano y Regalo (foto de Jacqueline Alencar)

 

 

 

Para mejor llevar a cabo la lectura de este libro la autora nos deja una nota previa: “Aquí, el lector encontrará 22 poemas, de los cuales 21 han sido escogidos de entre mis veintiocho libros () a los que se añade un poema inédito. El inédito se titula “Penélope”, la historia de una mujer de nuestro tiempo,  de una mujer de hoy que, seguramente, no tiene un especial Ulyses a quien esperar. La suya no es una situación de espera sino, por supuesto, la de una fémina sujeta al yugo de las obligaciones inicuas, esas no reconocidas por los gobiernos, los partidos políticos ni los propios familiares. Es como, ya advirtió Francisca Aguirre, una protagonista de su propio alejamiento de la realidad social pero inscrita en el ámbito doméstico como una obligatoria capitana de las labores menos apreciadas:   “me quedo en casa/tengo que limpiar el polvo de las viejas ideas./algunos cajones con pormenores que necesitan ser aclarados./todavía queda bastante espacio por ocupar/en la estantería central de la conmoción”. A la mejor es llegado el momento en que las féminas exijan un puesto en la sociedad y que, como expresó también Aguirre, digan “Que planche Rosa Luxemburgo”, libro de relatos que recomendaciones indudablemente.

 

En un sabroso preámbulo Leocádia Regalo termina diciendo: “Esta es, sin duda, una bella colección, y este preámbulo apenas toca la piel de la palabra que celebra oportuna la  entrega fiel a la Poesía, al sacerdocio abrazado por María Toscana desde siempre. Leerla, oírla, sentirla es un inestimable beneficio para los sentidos y para el espíritu. Créanlo así…”. Leocádia nació en San Jorge de las Azores en 1950 y es Licenciada en Filología Románica por la Universidad de Coimbra.

Toscano, Alencar y Regalo (foto de A. P. Alencart)

 

 

“Cantemos el himno de las cosas leves” escribió el sacerdote-poeta mexicano Joaquín Antonio Peñalosa. De las cosas leves y de los afectos grandes habla Toscano, por ejemplo en “la muerte de la sal”: “la salvación de la vida está en las gotitas de luz/emanadas de los riachuelos y ríos del planeta”. Y en “mirad los lirios de la ciudad”=”amad, mirad los lirios de las ciudades/porque de ellos será el reino de sus/amantes y cuidadores indignados”.

 

Nunca son tan irreverentes los versos que hablan del amor, de la existencia, de la ternura. Pero si puede ser cierto que ahondar en tales espacios puede suponer una aguerrida conmoción. La propia autora parece autocensurar sus gustos, sus expresiones, su manera de estar en el mundo, incluso sin desear cambiarle, deseando modificar lo que no beneficie a la especie humana o mantener la salud de la poesía por encima de cualquier situación adversa. “He aquí el tinglado de la antigua farsa”, escribió Benavente.

 

 

 

El editor Joao Artur Pinto (foto de Jacqueline Alencar)

 

 

 

Y es que, en sus variadas miradas a la existencias, María Toscano, viene a decir “acepto la marea”, como si estuviera cerca de la realidad, de la situación tremenda en que se encuentra el planeta, del raro universo de las relaciones humanas viciadas por violencias, poluciones, anomalías diversas. “acepto la marea, de nuevo y para siempre./el eco de los cohetes, estridentes, por la bahía azul/-de un azul luminoso y tan fuerte que deslumbra-/y yo agradezco lo preciso del abrazo/con el que muevo la pluma y te saludo en el poema./agradezco el sentido del olfato/inhalando el fuerte yodo del amor”. Así va transcurriendo la existencia, las emociones, las conmociones, el amor, la poesía de una mujer para quien la poesía es parte de su quehacer. Y de ello habla: “camino al ritmo de la ilusión consciente, porque siento tu mano en la mía, fulminante”.

La seguiremos oyendo.

 

 María Toscano, Jacqueline Alencar y José Alfredo Pérez en Castelo Branco (foto de A. P. Alencart)

El poeta y ensayista Manuel Quiroga Clérigo

 

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