CUARTO AUSTRAL, DEL PERUANO JESÚS CABEL. PINTURAS DE VÍCTOR HUMAREDA

 

Crear en Salamanca se complace en publicar una de las tres partes en que está vertebrado “Cuarto austral” (Parásito & Huésped / Cuadernos del Sur, Tacna, 2012), el último libro del escritor Jesús Cabel (Lima, 1947). Cabel, poeta, ensayista, investigador literario y profesor universitario, se doctoró por la Universidad Inca Garcilaso de la Vega. Entre otros libros de su autoría ha publicado: César Vallejo/ Correspondencia Completa (Pre-Textos, España, 2011), Mural bibliográfico de la poesía peruana/siglo XX (ANR, 2009), El Hipocampo y sus palabras (San Marcos, 2009), Palma, la tradición y el tiempo (URP, 2008) y Vibo/ poesía reunida de Cabel (UIGV, 2005). Ha sido becario de la Biblioteca Internacional de la Juventud (Munich, Alemania) y de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez (Salamanca, España). Es miembro correspondiente de la Academia Peruana de la Lengua, miembro de número de la Academia Peruana de Literatura Infantil y Juvenil y miembro de número del Instituto de Investigaciones Ricardo Palma.

 

 

1 El poeta Jesús CabelEl poeta Jesús Cabel

 

 

Sobre este libro ha escrito Marco Martos, actual presidente de la Academia Peruana de la Lengua: “José Martí decía que el intelectual latinoamericano se ve obligado a ejercer distintas profesiones u oficios. La realidad, decimos ahora, nos obliga a ser polifacéticos. Jesús Cabel tiene el alma renacentista y contemporánea. Formado en química, una inconsciente búsqueda del azufre rojo, lo ha llevado a hallar el oro de las palabras. Letrado, ha traído a la literatura el rigor de las ciencias exactas. Tal vez por eso, muchos tienen la imagen de que es un investigador literario, lo que no deja de ser verdadero. Pero su centro personal es la poesía, ese género literario que es la esencia de todos los géneros. Ahora con este poema ‘Cuarto austral’ nos da prueba palpable de su sensibilidad, de su manejo esmerado de la lengua castellana, de la soledad del individuo que, aunque refugiado en su habitación, herido de amor, está a la intemperie, sometido a todos los vientos y a todas las tempestades”.

 

 

2

 

 
I

Hacia el sur del silencio
o de la nada
¿es lo mismo?
las paredes flotan sin lienzos
inmemoriales
las noticias discurren
extravagantes
no hay ningún mensaje
que repita esa pregunta
“¿qué extrañas de mí?”
solo mi cuarto
solo yo
los libros que convoco a deshora
y el aire que discurre
tenso
a veces cruel
meciendo no tanto las hojas
otoñales
sino los sentimientos
que son olas quietas bajo
la luz lunar
que son también distancia
de horas
y es como si el mundo
se redujera
a una palabra
a un latido que llega
raudo
galopando sin sentido
perdido no sé en qué mirada
ni en qué viejo anhelo
ahora tal vez sepultado
pero el cuarto ¡ay!
es palpable
puedo tocarlo en sueños
y es un refugio
oscuro
de largas cortinas doradas
de espejuelos planos
donde mi rostro es una
fotografía
silenciosa
sin palabras qué decir
sólo mis pobres párpados
cansados del
mismo cuarto

 

 
3

 

 

 
y yo
escondido en esta parte
implacable del sol
cerca de la frontera
lejos de los límites
que van hacia la locura
donde todo es desconocido
una ingrata sorpresa
de pájaros asfixiados
por el polvo
del atardecer
que nunca llegará
y sin embargo convocamos
como una canción navideña
como un juguete
amado
como el mismo paisaje
donde el silencio
deja huellas
profundas
porque ignoras los caminos
de la noche
la brújula y el destino
porque no miras
a través de los ojos
del corazón
¡oh cielos!
a pesar de todo
no hay ninguna pérdida
de tiempo
eso sería como decir
mi vida no tiene sentido
todos se marcharon
al unísono
pero al final tú
y yo
solos
somos un secreto

 

 

4

 

 
un invento de primavera
que para ti
son dulces sueños
romance
plenitud
gozo errante
rosas o poesía
y mucho color
en la mirada furtiva
en el rostro
apagado
en el cuerpo transparente
que es una espiral
que me enlaza
a la piel de los sentidos
es una fiesta de fuego
donde me precipito
y no te alcanzo
me incendio
de sílabas
me disperso en la ciudad
esta noche no hay
espacio
todo es convulso
los números cuadrados
tu voz
desde el teléfono
quebrándose
en un hilo magnético
telúrico
deslizándose hacia la sombra
el arenal perdido
en el extremo
de la luz
y es cuando el verano
trae sal y
sol
fuerza obstinada
música de viento
y amigos
que son bienvenidos

 
5

 

 
aquéllos
los verdaderos
los únicos que aparecen
para no marcharse nunca
porque son como el
verbo
estructura ósea
línea
férrea
inamovible o densa
explosiva o
iluminada
que ha de sembrar
el movimiento
la pasión o el deseo
¿hacia dónde voy?
al otoño
que según dices
es olor a frutas
maduras y jugosas
¡lo mejor de ellas!
pero también es
el árbol inventado
como un racimo
de palabras
que arden desde el pecho
y se deshacen
ante nuestra atónita
mirada
en el umbral silente
de la distancia
¿qué es un hombre
cuando fracasa en el amor?
¡una pesadilla andando!
apenas un
suspiro
encubierto
temeroso de volver
a caer
en el abismo
de la soledad

 
6

 
porque no hay fondo
ni medida
cuando te arrastra
la duda
o el desdén
y el cuarto
es un infiernillo
ajeno al bullicio
de las calles
rutilantes
larguísimas de concreto
ásperas y extrañas
entonces otra vez
calculas los años
que pasaron
tu rostro es una muestra
mis labios
partidos
por la desventura
y mis manos temblorosas
casi inútiles
hay siglos de vida
palpitando
cuando te veo
cierro los ojos
¿adivinas
adivinadora?
el invierno es chocolate caliente
con panqueques
-me dices-
calor humano compartido
esas son tus estaciones
esa es la vida
de colores y sabores
de matices y tú
¿quién es ese tú
que no soy yo?
supongo que el silencio
es preferible
a estallar
en este cuarto
que desconoces
que gira alrededor
de las palabras
a veces inundado
por la tristeza de la
lluvia
pero al final posee
un cielo raso
de ocre pálido
un tiempo detenido
por temor a perderte
y las cosas en su sitio
o fuera de lugar
no veo más
solo tu rostro en la
distancia
y este cuarto que es
como un cuerpo
tiritando
siempre en el sur
austral

 
7

 

 

“Jesús Cabel ni se hunde ni se ahoga en medio de la desazón cotidiana, pues tiene el mejor de los antídotos: una poesía a espíritu abierto, indesmayable y bien constituida por la palabra esencial, aquella que contrae pactos con lo perdurable. Celebro este largo poema que, en tres estaciones, habla de fatalidades que hieren, de ciertas cremaciones del amor, de sombras y soledades que acompañan…, pero también se remece hasta esquivar lo extenuado: hay poesía entre verso y verso; hay vida en las entrañas de su cuarto austral”.
ALFREDO PÉREZ ALENCART (Universidad de Salamanca)

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